jueves, 23 de noviembre de 2006

Cuidado: Niños adictos a la TV

Adictos a la TV
En muchas familias, la televisión es un miembro más e incluso puede llegar a tener mayor presencia e influencia que los padres. Decidirse a limitar y regular su uso es clave para aprovecharla bien y evitar consecuencias negativas.
Con la colaboración de la Dra. Isabel Margarita López S.Departamento de Pediatría de la Clínica Las Condes
Andrés tiene un año y medio y es mañoso para comer. La solución fue sentarlo frente al televisor y darle cada cucharada mientras está hipnotizado mirando la pantalla.Al cumplir 8 años, a Valentina le regalaron un televisor y un video para su pieza. Santo remedio: se queda dormida sin molestar a nadie. Y si despierta a media noche, tampoco necesita irse a la cama de los papás, porque prende el televisor y se siente acompañada.Alberto (5 años) tiene un amplio vocabulario. Ante la chochera de sus abuelos, dice que el helado "sabe" delicioso. Pero le cuesta hacer nuevos amigos y pasa su tiempo libre dentro de la casa.En todos estos casos, la televisión está jugando un rol protagónico en los hábitos de estos niños. "Entrega una cantidad de información enorme, se puede aprender de otras culturas, ciencia, deportes, etc. Pero, además, modela los gustos y los valores. Hasta hace unas décadas nos regíamos por los valores que entregaban la familia, la religión y el colegio, pero ahora nadie escapa de la influencia de la televisión", explica la neuróloga Isabel Margarita López.Por esto, no es un medio que deban administrar los niños en forma libre y autónoma. Ellos no tienen aún la capacidad de discernir en torno a los mensajes que reciben y asumen lo que ven en forma pasiva y receptiva, como si se tratara de la realidad. Los contenidos penetran sin ningún filtro. "Muchas veces la violencia es usada por quien tiene los atributos positivos, el "bueno" de la película, o sólo se enfatizan los aspectos "simpáticos" que pueden tener el sexo y las drogas. Esto, se ha relacionado con mayor promiscuidad, violencia, uso de alcohol y tabaco", señala la doctora López.Hay que tener cuidado, porque la adicción puede llegar a niveles patológicos, con niños o adultos aislados, que no se reúnen con amigos ni interactúan con el resto de la familia.
Una realidad preocupante
Según la última encuesta del Consejo Nacional de Televisión (CNTV):- la televisión abierta es el medio de mayor consumo entre menores de 13 años.- los niños chilenos ven la televisión tres horas diarias.- 67,7% de los menores de dos años ve televisión.- La mitad de los programas que ven los niños son para adultos. Las teleseries están entre lo más visto entre los 4 y 14 años.- El 57,7% vio contenidos inadecuados, como vocabulario grosero, escenas de sexo, trato discriminatorio y violencia.
El rol de los padres
Los programas culturales y educativos y los canales infantiles han abierto el abanico, pero los padres deben regular calidad y cantidad. Tenga presente estas reglas básicas:- El televisor no debe estar en el dormitorio de los niños.- No es recomendable que los menores de dos años vean televisión.- Limite el tiempo de pantalla: no más de una hora diaria en los pre-escolares y dos horas como máximo en los mayores.- No coman viendo televisión y ojalá, tampoco en bandeja. La comida debe ser una situación familiar.- Las tareas no se deben hacer con el televisor encendido.- No se debe usar para quedarse dormido.- Seleccione previamente qué se verá, no busque para ver qué están dando. No al zapping.- Acompañe a sus hijos cuando vean televisión, para comentar y reflexionar en conjunto sobre los contenidos.- Censure los programas con violencia y contenidos no apropiados para su edad.- Eduque para ver televisión y desarrolle un espíritu crítico. Enseñe a los niños que se trata de un producto, no de la realidad, y que podemos tener una opinión propia o personal al respecto. Lo mismo con la publicidad.- Ofrezca otras alternativas de recreación: juegos, deportes, lectura, actividades con amigos y familiares.
Efectos negativos de la TV en los niños
- Les roba tiempo de interacción y aprendizaje.- Favorece el sedentarismo y la obesidad.- Tiende a producir conductas violentas.- Estimula una sexualidad precoz en los adolescentes.- Genera temores, ansiedad y depresión.- Altera hábitos de sueño.- Puede promover estilos de vida poco saludables, como el consumo de cigarrillo y alcohol.
Artículo publicado en la revista Vivir Más en septiembre de 2005